Patrick tenía sólo dieciocho años, para la sociedad en la que vivía eso era aún muy joven. Ningún adulto prestaría oídos a sus palabras, en estos momentos él debería de estar con los educadores leyendo La Enciclopedia. Su rutina habitual era desayunar con sus padres, cuando se podía, e ir a las mazmorras y leer, hasta que llegara la noche. Otros chicos tenían otro tipo de prácticas en los invernaderos y en la periferia. Todos tenían que prepararse para algún oficio y él se había quedado en las mazmorras.
A su edad ya tenía acceso directo a La Enciclopedia. A los más pequeños les relataban historias que ahí estaban, luego aprendían a escribir (un arte que durante mucho tiempo fue olvidado), luego leían ellos mismos transcripciones que se habían ido marcando en los muros. Luego, cuando hubieran descartado las otras disciplinas, les permitían observar La Enciclopedia, para transcribir pasajes y un pequeño momento para investigar determinadas cosas.
Y por eso Patrick estaba ahora en ese lugar. Estaba parado en medio de auditorio, a su alrededor se levantaban unas gradas y una veintena de personas tenían la mirada fija en él. Aquellos que estaban ahí no eran educadores. Estos eran Maestros, el grupo de lo más sabios de la sociedad. Todos lo miraban con el gesto ceñudo, no era normal que un joven hablara ante ellos. Por lo general sólo solicitaban audicencia los dirigentes de cada departamento y cuando tuvieran emergencias.
—Hijo, habla de una vez. ¿O piensas tenernos acá todo el día? —intervino uno de los más ancianos acallando los rumores que levantaban sus compañeros y poniendo más nervioso al muchacho.
Patrick tragó grueso y comenzó a hablar al principio su voz tan sólo era un susurro. Comenzó con lo que la formalidad le obligaba se presentó exponiendo sus antepasados hasta tres generaciones, sus actividades actuales en la sociedad y finalmente su edad. Cuando dijo esto último se retomaron los susurros, sabían que era joven, pero no sabían que no tenía la edad legal para ser ciudadano con derechos, a quién tenían al frente era sólo un niño.
Pero esta vez, los comentarios no lo amilanaron y continuó con su solicitud. Él estaba pidiendo algo que nunca se le había ocurrido a nadie. Su propuesta era dejar de transcribir, según sus palabras todo eso era tiempo perdido, no tenía sentido compartir información si esta no tenía un objetivo fundamental. Quería que dedicar su tiempo al completo a consultar La Enciclopedia, ni los mismos Maestros estaban expuestos a ella tanto tiempo. Cuando llegó a ese punto un hombre alto de voz ronca y abundante barba se levantó, dando un golpe seco en la mesa.
—No podemos permitir eso. La Enciclopedia nos sirve a todos, es nuestro mayor tesoro y debemos compartirla. No se la pueden quedar sólo uno pocos. —Y mirando fijamente a Patrick completó— y menos este chico, miradlo es sólo un niño.
Nuevamente y de manera temerosa el joven continuó —Todavía no he explicado mis motivos. Creo que deberíamos investigar el Afuera. Muchos hombres van y vienen, los tóxicos los están matando. Entre los Maestros hay hombres ancianos, pero entre los Caminantes las muertes que se producen son a muy corta edad. Son nuestros héroes, los que nos dan esperanza de un futuro libre del tóxico y los estamos dejando morir. Creo que hay una manera de solucionar eso, el tóxico. Nosotros no sabemos nada de ello, no sabemos bien que paso Afuera. Y ustedes mismo nos han enseñado que La Enciclopedia lo sabe todo. Hasta ahora la hemos usado bien, nos ha ayudado a sobrevivir, tal vez ahí Afuera no quede nadie, pero nosotros hemos logrado aguantar varios siglos con lo que La Enciclopedia nos ha enseñado. Ha llegado el momento de que salgamos de nuestra comodidad y rutina. De que vayamos y tomemos lo que el tóxico nos ha quitado.— A medida que iba explicando su opinión, había ganado fuerza, pero las últimas palabras que salieron de su boca sonaron más a una súplica. —Tengo las ideas, pero sin La Enciclopedia no podré hacer nada.
Cuando Patrick terminó el primer Maestro que había intervenido le pidió que se retirase y fuera a su casa. Ese tema era tan delicado que no lo podían tratar frente a él. Luego lo llamarían para darle su respuesta.
Para Patrick sólo había otra solución, pero esa le daba más miedo aún que enfrentarse a lo Maestros en pleno. Esa opción era robar La Enciclopedia.
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La Enciclopedia Publicado en 'Ciudad Mínima' de PalabraLab
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