Ensayo de Luke Bell en el libro Bautizando a Harry Potter.
domingo, 28 de octubre de 2012
jueves, 18 de octubre de 2012
6 de julio de 2031
Continúan con los mismos insultos estúpidos, creen que no los escucho, pero qué más da. Creo que nunca me van a comprender acá. Ya son tres años trabajando y a decir verdad creo que nunca encontraré un amigo.
Los siento tan diferentes a mí. Cualquiera diría que los científicos, raros ante la humanidad, se entienden entre ellos a la perfección. Pero si quieren una prueba viva de que no es así, aquí estoy yo. Rodeada desde que amanece, y en algunas ocasiones hasta que vuelve a amanecer, de científicos de varios tipos. Pero en serio que no logro adaptarme a ellos, o será que ellos son los raros.
Mi compañero más cercano, profesionalmente hablando, aquel con el que a veces me toca compartir laboratorio y el que más aparece por mi oficina, es por lo general cayado y no se mete en nada. Hace un par de semanas no sé si cayó en el juego de ellos o es que intentaba defenderme. "Sólo tiene ojos para los robots" dijo Walter mientras ellos comentaban junto a un café sobre mí. Si simplemente me ignoraran sería más fácil todo esto.
Aunque me dolió un poco darme cuenta de lo que pensaba Walter lo dejé pasar. Que se supone que puedo hacer cuando una parte de mi dice que tenía razón, después de todo los entiendo mejor a los robots que a cualquier humano.
Por algo se me ocurrió estudiar psicología robótica. También podría ser que tienen envidia por los logros en mi trabajo, en realidad no lo creo, pero a mí me molestaría un poco ver que alguien en tan sólo dos años logra obtener un cargo de poder, cuando algunos de ellos han dedicado gran parte de su vida al proyecto robótico. El “viejo” Robert está acá desde que la empresa era tan sólo diez científicos elaborando propuestas robóticas de bajo presupuesto en el salón de la casa del doctor Olive.
Llegó Walter, hoy tenemos que desconectar a Robbie. ¡Lástima! fue un gran prototipo pero esos patrones extraños que está generando su computador resultan intolerables en una máquina. Tal vez algún día deje el hombre de tenerle tanto miedo a los robots y esas pautas se puedan aplicar a más maquinas. Tendríamos robots más humanos, seguro que más valiosos que la mayoría de los que conforman la actual raza humana.
Continuación de: Declaración
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jueves, 11 de octubre de 2012
Instrumentos Mentales
Raúl estaba sentado en el café "80's" leyendo su
periódico. Era un lugar de diseño antiguo, la intención era dar sensación
hogareña. "80's un clásico del café, como hecho en casa" rezaba el
slogan del local.
En la mesa dos tazas de mocaccino reposaban junto a un plato
de palitos de queso que aún no habían sido tocados. La segunda taza era de
Freddy, el mejor amigo de Raúl.
—Cuando dejarás de leer esos viejos periódicos, lo mismo
puedes encontrar en internet —decía Freddy mientras endulzaba su café.
—No es lo mismo, —dejó de leer su periódico y miraba a
Freddy sobre su periódico— Además, tú sólo lo usas ese aparato tuyo para jugar
y conversar con tus "amiguitos" de todo el mundo. —Concluyó soltando
una carcajada.
—Emm... Está bien, tienes razón.
Raúl volvió a su periódico y Freddy rebusco en su portafolio
buscando su tablet. Pasaron varios minutos así, el uno con su periódico y el
otro con su tablet hasta que Raúl soltó precipitadamente el diario con un golpe
sobre la mesa y acercaba su taza de café a la boca. Freddy lo conocía lo
suficiente para saber que quería hablar pero no lo haría hasta que alguien más
iniciara la plática. Le gustaba que la gente se mostrara interesada por lo que
él tendría que decir.
—¿Y ahora qué pasó? —Le preguntó Freddy— que novedades trae
tu dichoso periódico que te pone así.
—Coge tu aparato ese y busca el nombre de Delany Whitman.
—... Qué?
—Sólo hazlo.
Después de mirarlo un rato y darse cuenta que la cosa era
seria Freddy tomó su máquina e introdujo el nombre que su amigo le había
indicado.
—Sólo me salen tres entradas: La primera es un estudio de
nuevos condensadores aplicado a la termodinámica; el segundo es un nomina de la
universidad de ciencias de Nueva Filadelfia; y el último es una biografía de
esas webs enciclopédicas, nada de fiar.
—¿No hay nada de ningún diario? ¿Alguna noticia? Algo más.
—No mi querido amigo al parecer al tipo le gustaba el
internet tanto como a ti —soltó una risilla baja— Y es tan aburrido que ni
genera noticias.
Raúl se había quedado en silencio mirando fijamente el
contenido de su taza, tan fijo que parecía que sólo con mirarla la iba a
ingerir.
—Es lo que te vengo diciendo hace días, hay científicos que
están desapareciendo y parece que nadie le presta importancia. —Decía mientras
levantaba el papel ante los ojos de Freddy— ¿Si vez esto? es el diario de la
universidad, el único que ha dado alguna información. Y aun así, mira, son solo
dos líneas.
Freddy tomó el periódico y justamente, en una esquina de la página
estaba las siguientes líneas:
Delany Whitman desaparecido.
Físico en
termodinámica
La mañana anterior Delany Whitman había entrado a su
laboratorio como hacía todos los días. Con la bata que le obligaban a usar como
uniforme del equipo de investigaciones de la universidad, un fajo de papeles en
una mano y en la otra una taza grande de café expresso.
Había sido un día
como todos sin novedad alguna, hasta que llegado el mediodía cuando se disponía
a salir a almorzar un hombre lo detuvo en la puerta, cruzo un par de palabras
con él y se fueron juntos.
La única testigo había sido la secretaria y a más de la
descripción de lo sucedido comentó que no había visto nada raro en el hombre,
sólo el hecho de que el doctor Whitman nunca recibía visitas.
Delany nunca hubiera considerado eso como un secuestro. El
trato había consistido en seguir con sus investigaciones en el horario que
mejor se acomodase y a cambio le darían un departamento, un laboratorio
personal, cubrirían todos sus gastos y además tendría a su servicio personal
una secretaria. Y por si fuera poco si se veía en la necesidad de algo más sólo
tenía que molestarse en pedirlo y se lo conseguirían. Todo esto gracias a esa
institución anónima que al parecer de alguna manera tenía que ver con el
gobierno.
Pero el doctor Whitman no estaba solo en esto, en todo el
complejo investigativo se movían científicos de todo el mundo, pero sólo los
más brillantes cerebros. Todos trabajando con el mismo trato, para un cuerpo
político que más tarde usaría todos estos informes que generaban ellos y no
justamente para beneficio de la humanidad.
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jueves, 4 de octubre de 2012
Declaración
Dicen que somos diferentes, cuantas veces he escuchado lo mismo y de tantas maneras dicho, que no debería suceder nada entre los dos, que es absurdo, no es lógico y cosas semejantes.
Ella es ingeniera cerebral, con sus 24 años ya se ha hecho un lugar en robotsa, en estos tres años a logrado ganarse el respeto de todo el equipo, recientemente tuvo un ascenso ahora dirige su departamento, algo que me hace verla menos. Y en cambio yo recién llevo unos meses, ayudo en el laboratorio de cerebros, algunas veces la ayudo a ella. Fue allí donde la conocí antes trabajaba más acá que en su propia oficina.
Yo era nuevo, apenas había llegado, el día anterior, me habían puesto a trabajar en el área de máquinas con los ingeniero. Luego de un reporte del jefe de sección terminaron reasignándome y ese día me habían transferido al laboratorio. El doctor Walter, que me había acompañado en el cambio de área, me la presentó. Pasamos horas trabajando juntos.
Como ya dije, al principio pasaba más tiempo en el laboratorio que en cualquier otro lugar. Luego bajó su frecuencia a una o dos veces por semana en las que sólo regresaba un par de horas y conversábamos.
Siempre fue muy atenta conmigo parece que era de cierto modo especial para ella, es algo que se hace notar.
Últimamente no ha estado trabajando en esta área comentan que ahora sólo la llaman al laboratorio para emergencias, que se la pasa diseñando esquemas o algo así, relacionado con su nuevo cargo. Pero qué más da.
Esta mañana Roger el encargado de dirigir esta área comento que ella venía hoy por acá. He estado ansioso, si es así como se le puede llamar a esto. Claro que no se lo puedo comentar a nadie, se pondrían realmente quisquillosos con el asunto.
Pero yo la quiero a ella, sé que la quiero no hay otra manera de denominarlo. Tal vez algún día me atreva a confesárselo y espero que lo tome de una manera muy diferente al resto. Sé que lo hará ella no es como los otros.
Escucho personas que se acercan por el pasillo, tal vez sea ella. Exacto, así es. Allí viene va revisar mis computador cerebral.
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