jueves, 27 de septiembre de 2012

Los caminantes

El sol había vuelto a salir y Jason se alistaba para cumplir su misión. El mes de oscuridad ya había terminado, y tenía que aprovechar esta semana de luz.

Luego de la explosión de los virus climáticos por parte de los biodroides, el mundo se había convertido en un lugar de sombras. Al menos durante la primera generación no pudieron ver el sol. Hubo personas que crecieron sin saber lo que era el día, para ellos solo existió la noche, una noche sin fin. Pero hace ya algunas décadas el clima buscaba regularse y el sol aparecía por periodos muy breves, pero que con el pasar del tiempo se volvían más largos y frecuentes.

Aunque la temida niebla todavía seguía volviendo, todos tenían sus esperanzas de que alguna día, tal vez sus nietos, o los nietos de ellos podrían volver a ver el sol tal y cual lo habían hecho sus antepasados.

Pero los supervivientes una vez más desafiaban toda ley,  era la nueva oportunidad para comenzar. Sabían que allí afuera en las ruinas de las ciudades podrían encontrar aún supervivientes. A los desastres no era tan complicado sobrevivir, sólo se necesitaba terquedad y un poco de ingenio. El problema era soportar la devastación de la mente, con tanta guerra y destrucción todos se volvían reacios ante el  progreso  intelectual, sencillamente  no  querían convertirse en seres como “los enemigos de los aires”.

Justo en eso se centraba la misión de Jason, desde que había nacido él se había educado en esta actividad. Dentro de su habitación en las catacumbas de la ciudad comenzó a preparar su mochila, su maleta llevaba un par de prendas por si veía la necesidad o la oportunidad de cambiarse: un set completo de comida comprimida, lo necesario para pasar una semana fuera; un proyector sónico el cual era su única arma, más como protección que para ataque. Él también iba con el uniforme no oficial de los caminantes: ropa cómoda, botas para todo terreno y una chaqueta térmica.

Sobre su pecho una banda de cuero cruzaba sosteniendo un libro de gruesa cubierta. Era la versión de adoctrinamiento de "La Enciclopedia". Los expertos en el estudio de la enciclopedia habían tomado fragmentos de lo que había sido el mundo antes de la guerra de la mente y lo habían transcritos a un formato de papel del cual sólo los caminantes tenían un ejemplar.

Jason tomó sus cosas y salió, en el área central ya se comenzaba a amontonar la gente. Siempre salían a despedir a los caminantes, era lo único que no le gustaba de su trabajo, pero el sabor de la aventura lo valía. En las siguientes horas saldrían el resto de caminantes dispuestos a adentrarse en las ruinas, en busca de los supervivientes para intentar hacerles comprender la importancia de ese conocimiento al que tanto temían.

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