En el séptimo capítulo se percibe de mayor manera el miedo
de Harry por no ser aceptado. Luego de haber sido marginado durante años por su
propios familiares, finalmente va encontrando su lugar. Una “casa” como opta
Rowling al denominar a cada una de las subdivisiones del colegio. Eso que hasta
ese momento Harry no ha tenido por culpa de Voldemort.
Pero, no todo es fácil, a pesar de estar en Casa y de ser el
famoso "niño que sobrevivió". Siempre va a haber alguien a quien no
le agrades. Y a quien le agradas no siempre va a ser condescendiente contigo.
Para su mala suerte el que es tolerante con sus favoritos le tocó como enemigo.
Y la que con todos es severa, es la que se podría favorecerlo.
“Draco no es bueno” dijo Rowling en una ocasión. Tal vez su
educación como un Malfoy, el orgullo que le da la posición de su familia.
También el hecho de granjearse esa buena fortuna con el más terrible de los
profesores, le hace que se enmarque ese carácter opuesto a lo beatifico. Pero,
después de todo, es sólo un niño, una persona más. Harry mismo tiene su parte
negativa, en lugar de hacer como Hermione que prefiere evitarlo o no hacerle
caso, es Harry junto con Ron los que le siguen insistiendo en sus afrentas al
responderle sus insultos.
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