Dirección: Randall Wallace
Producción: Sue Baden-Powell
Guion: Randall Wallace, Chris Parker. Todd Burpo, Lynn Vincent (libro)
País(es): Estados Unidos
Año: 2014
Duración: 99 min
Protagonistas: Greg Kinnear, Kelly Reilly, Thomas Haden Church
Género: Drama
Clasificación: PG
Hay gente que tiene miedo a creer.
¿Qué si recomiendo la película? Pues creo que cada quien tiene derecho a ver lo que se da la gana, pero en mi opinión no desperdicien su tiempo con esta en particular. Viéndola desde el punto de vista cinematográfico no tiene nada interesante que aportar, definitivamente no lo calificaría como cine. Y es que le falta mucho, tiene una idea y una intensión muy clara, pero el camino de esta no es hacer cine, sino adoctrinar en la fe.
Hay quienes califican como un elemento importante para invitar a creer desde una historia que toque el corazón. Pero a decir verdad, la película no provoca eso. La trama principal nos habla de un niño que ha conocido el cielo y que va compartiendo lo que le ha pasado. Pero más peso tiene las subtramas.
Primero tenemos a un pastor, de los de feligreses no de los de ovejas, que es el padre del supuesto protagonista. Pero, él no cree lo que su hijo le está diciendo. Ya lo cita el tagline ‘hay gente que tiene miedo a creer’ y esto sucede con este pastor. Lo cual demuestra una debilidad muy grande de parte de él. Y deja abierta la brecha de que las dudas en la iglesia pueden ser grandes y se pueden venir abajo a partir de pequeñas cosas. En otras palabras, la cinta no habla de la fe, sino de la debilidad de la misma.
Por otro lado tenemos el efecto que esta historia está ocasionando en la comunidad más cercana. El revuelo es grande y los miedos muchos, además muestra como median cada palabra de su propio pastor hacia sus conveniencia. Y otra vez más vemos como esa intención original se va abajo. Nuevamente no nos habla de la fe sino que muestra a esta iglesia como una empresa que se mueve por sus conveniencias.
Y finalmente es la repercusión de esta historia en la sociedad. Los medios se enteran y todos quieren la historia. Refleja el morbo que ha dado cabida la proliferación de los medios y los negocios en estos.
Como ya mencionaba la intensión original de la película era hablarnos de fe y es lo único que no hace. La experiencia espiritual de un niño sólo sirve para mostrarnos lo contaminada y enferma que puede estar un supuesto grupo de fe (supuesto porque en ningún momento se los ve acercarse a un acto de fe, más allá de la visitas a su templo) y la sociedad en sí.
Adicionalmente los medios venden esta historia como algo real. ¿Hasta qué punto puede ser real esto o no? En realidad me tiene sin cuidado, lo que si apostaría que es real, es el morbo de los medios a lucrarse de la experiencia de un niño.
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