Autor: Lewis Carroll
Editorial: Books of Wonder
Año de publicación: 1871
Número de páginas: 228
Género: Fantasía, Clásico, Infantil
La realidad está distorsionada, o quizá sólo es otro modo de verla.
De principio no sé qué decir, cuando una se enfrenta a libros tan grandes en la literatura de todos los tiempos hasta miedo da proponer sus opiniones al respecto. Creo que no hay quien diga algo malo sobre este libro, cuando ha marcado a tantas generaciones y lo ha hecho de maneras tan positivas. Pero a ello.
La primera historia de Alicia, la más conocida, o el título más popularizado, nos muestra el personaje y de que van las cosas con ellas. Es una niña pequeña que sueña y sueña mucho, su imaginación es muy grande, si es que a esta le damos el crédito de tantas aventuras. Pero los personajes de sus historias no están ahí sólo para ser los más excéntricos del universo literario. Como ya deben de saber los niños son como esponjas y absorben todo lo que tienen a su alrededor. Por lo tanto, los personajes que van rodeando a Alicia durante sus aventuras la van nutriendo de muchas cosas. Y es que a pesar de ser muy excéntricos tienen cosas muy buenas que aportar. La mayoría, por no decir todos, libros infantiles tratan de enseñar algo y resultan algunas veces muy moralistas. Pero este al igual que su antecesor aportan mucho a lector sin importa la edad que este tenga, pero de moralistas poco, no son autoayuda ni nada por el estilo. Es literatura y de la buena.
En esta ocasión ya no cae en el agujero sino que atraviesa el espejo. ¿Qué es el espejo? Se lo cuestiona Alicia, está ahí todo el tiempo, un mundo idéntico al real pero diametralmente opuesto. Un mundo que contemplamos a diario pero del que no conocemos más que los escasos metros que nos ofrece la bienvenida. Y esta planteamiento a diferencia del anterior y paradójicamente resulta mucho más profundo. Nos habla de la imaginación desde este elemento, la concepción de un mundo que no existe que es tan grande como el real o aún más pero que mide los pocos centímetros que es el cristal y no por lo diminuto, sino por la cotidiana cuestión de ¿qué hay más allá?
En el momento en que Alicia se da cuenta de que el cristal es blando me hace recordar a The Matrix, y es que la imaginación es una especie de Matrix. Cada día nos sentamos ante nuestros escritorios, hacemos nuestro trabajo o cumplimos con nuestros estudios. Esta realidad es esa capsula en la que vive el hombre de Matrix, ¿Por qué no como Alicia descubrir lo blando del espejo y atravesar a un mundo sin límites? Ya mencionada Ende que la Fantasía es un reino que no tiene límites.
Este texto es una constante invitación a poner a trabajar nuestro cerebro, que el mayor trabajo no es aquel que hacen los científicos. El mayor trabajo que tiene la humanidad es la capacidad de soñar, es la que nos hace crear. El hecho de poder levantar nuestra mente del sillón y dejarla deambular cual Alicia por parajes antes desconocidos y enfrentándose a personajes de los más absurdo, que exactamente confían en lo absurdo como parte de su día a día.
Y es que la posibilidad de lo imposible es lo que nos ayuda a definirnos, el despegarnos de los cánones establecidos en la sociedad, el confiar en los absurdos. Cuantos no le habrán dicho a Benjamín Franklin que sus experimentos con la cometa eran absurdo, que como mínimo se iba a resfriar. Pero la actitud, el deseo de autodefinirse como ser nos lleva a ello al absurdo y parir ideas a partir de ello, de lo que no está establecido.
¡Considera qué niña más excepcional eres! ¡Considera lo muy lejos que has llegado hoy! ¡Considera la hora que es! ¡Considera cualquier cosa, pero no llores!
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