En la cima de la montaña Pablo observaba el paisaje que se levantaba ante sus ojos. Mientras, sus manos se elevaban al aire y entre ellas el motivo de su vida.
Pablo era un montañista que solía realizar la consagración eucarística en las cumbres de las montañas que escalaba, pues también era un sacerdote.
"La última cima" es la historia de Pablo, Un documental que en estos momentos está en cartelera. Que nos muestra ese lado de los sacerdotes que no nos muestran los medios. Ya estamos acostumbrados a sacerdotes pedófilos, otros que se alejan de la iglesia y sus dogmas. Pero las buenas obras quedan en el olvido.
En las noticias escuché que en la premiere en Quito hubo jóvenes que se quedaban sin palabras para expresar lo que sentía. Otros que criticaban el hecho de que este tipo de cosas no se difundan. Y al final muchas personas que convirtieron el cine en un confesionario. Porque como lo dijo un sacerdote presente: "Para el arrepentimiento y el cambio el lugar es 'aquí' y el momento es 'ahora'"
Y es que la vida que llevó Pablo marcó a muchas personas. Él siempre estaba dispuesto, si alguien lo necesitaba allí estaba él. Alguien que verdaderamente había entregado su vida. Tanta entrega que se podía decir "una persona 'sola' no puede hacer esto"
Como lo dice el documental: Pablo no lo hacía por sí mismo, él tenía una ayuda. Consumía algo que colaboraba en que el lograra tantas cosas, algo que muchos consumen y no se atreven a decirlo. Y no sólo consumía también era co-productor y distribuidor. Él consumía la eucaristía. "Él se comía a Dios". Por lo que en la carrera de la vida no estaba sólo, tenía ayuda. El crédito de lo que hacía no le pertenecía pues era de Dios.
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