jueves, 28 de abril de 2011
Las hijas de Tara
«El hombre es el dueño y señor de la Tierra. Tenemos derecho a cambiarla y crearla otra vez. Nuestra razón puede controlarlo todo. Nada vale más que lo que hemos creado nosotros. Todo lo natural es malo. La naturaleza no se somete a nosotros: debemos controlarla. Los salvajes han resucitado la magia, y nos atacan con ella: debemos destruirlos, porque ponen en peligro nuestra civilización tecnológica.»
Este es uno de los párrafos que contiene este libro y describe de manera breve la idea central de la obra. Una humanidad que busca controlarlo todo, hasta la naturaleza.
Hoy en día en que vemos como la mano del hombre está atacando a la naturaleza y acabando con ella. En que vemos como sus ansías de mayor poder y conocimiento está destruyendo los derechos de los seres que considera inferiores. Hoy que nuestro planeta está mostrando las consecuencias del descuido humano a través de temblores y tsunamis. Y que a pesar de todo ello lo que nos podría afectar más esa obra de la mano del mismo hombre, las plantas nucleares. Pues hoy que vemos todo esto. Este libro más que actual se torna real.
Laura Gallego nos exhibe unas pequeñas ciudades que han vislumbrado el máximo apogeo de la ciencia y la tecnología humana con grandes edificios, robots al servicio humano, hasta personas con implantes electrónicos para mejorar sus habilidades. Todo computarizado. Pero rodeado de desiertos o áreas radiactivas donde solo habitan los mutantes, donde la esperanza de vida no se ve prosperar.
Un mundo donde creen que todo lo que conocen está bien y es lo mejor, pero olvidando por completo que después de la última civilización hay un grupo de humanos a los que ellos llaman "salvajes" y que han encontrado la manera de vivir en armonía con la naturaleza.
Personas que intentan destruir esa naturaleza a la que le han dado la espalda, por temor a su fuerza incontrolable. Y que por estar con esas ideas no se dan cuenta que su propia obra: las máquinas y la tecnología, ya no están allí para servirles. Si no que los están convirtiendo en sus esclavos. Y no me refiero únicamente a que han cambiado partes de sus cuerpo por implantes electrónicos para mejorar sus habilidades y resultan casi ser más máquinas que humanos, sino algo mucho más allá. Ese usual temor que se ve en las obras de ciencia ficción. La maquina igualándose al hombre, así como el hombre quiere igualarse a Dios, para poseer todo y regir sobre ello.
Una obra, mezcla de Ciencia Ficción y Fantasía, que más allá de entretenernos tiene un conciencia ecológica que te deja pensando ¿Es hacia allá a donde queremos llegar?
Etiquetas:
crítica,
literatura,
reto50-11
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