jueves, 14 de febrero de 2013

El Hilo Rojo


Se cuenta que hace muchísimo tiempo el emperador de un país muy rico y poderoso murió y dejo a su joven heredero como nuevo gobernante. Este nuevo emperador era muy impetuoso y por medio de sus allegados se entero de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa que tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mando traer ante su presencia.
Cuando esta poderosa bruja llegó, el joven emperador le ordeno que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa ; la bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir el hilo, seguida muy de cerca por el joven emperador y su corte. Esta búsqueda los llevo hasta un mercado en donde una pobre campesina con una bebe en los brazos ofrecía sus productos. 
Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invito a ponerse de pie e hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: “Aquí termina tu hilo rojo”. Pero al escuchar esto, el joven e impetuoso emperador enfureció creyendo que todo era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aun llevaba a su pequeña bebe en los brazos y la hizo caer haciendo que la bebe se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza por intentar burlarse de esa manera de él. El emperador muy molesto regreso a su castillo y luego de un tiempo olvidó todo este asunto pues ya había castigado a la bruja quitándole la vida. 
Muchos años después, llego el momento en que este emperador debía casarse y para este fin, su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso que tenía dentro de su mismo ejercito pues esto le daría estabilidad a su reino. Esta idea no le pareció nada mal al emperador pues sabía que este general era muy querido y respetado por todo su pueblo y además su hija tenía fama de ser muy joven y hermosa. 
Luego de todos los preparativos, llego el día de la boda y el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entro al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente. 
Al llegar hasta el altar, el emperador debía levantarle el velo y ver por primera vez este hermosísimo rostro… que tenía una cicatriz muy peculiar en la frente.

Leyenda tradicional. via http://sakurakiminitodoke.blogspot.com/


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