Aunque una película de “Alicia en el país de las maravillas” suene algo infantil, si esta viene de la mano de Tim Burton, definitivamente no será así.
Todo comienza con una Alicia de cerca de veinte años, que ya ha olvidado aquella visita que tuvo a su corta infancia en el mundo de las maravillas, lo único que le queda es un sueño recurrente, una incitación a los sueños y a lo irreal. Que es lo que se vuelve este película una invitación a soñar, al igual que lo hacía Big Fish.
Otra de las cosas que caracteriza el cine de Burton es la selección que realiza para los actores que interpretaran su personajes, por lo general repite actores y esta no es la excepción.
Protagonizado por Mia Wasikowska en el papel de Alicia, primera vez que Burton trabaja con ella, seguro pronto la veremos en alguna nueva película del director. Aunque al principio, parece una persona sin gracia, en el transcurso de la película va adquiriendo aquello que en alguna parte de su ser tenía, algo que el sombrerero cataloga como “muchosidad”.
Johnny Depp, le da más vida al personaje del sombrerero, recuerdo cuando salió la primera imagen del sombrero, y mucha personas en sus críticas comentaban que Burton estaba arruinando la imagen de Depp, algo similar a lo que paso cuando este se prestó a participar en Edward Scissorhands, primera colaboración con Burton, la polémica se levanto una vez más.
Pero Depp, demuestra que el está hecho para estos trabajos, cuanto más raros, más se apegan a su estilo, no olvidemos su papel como un borracho pirata. El sombrerero tiene una especial similitud con el personaje de Willy Wonka, un ser sinónimo de alegría pero con un gran sufrimiento en su interior, que a pesar de no ser el papel protagónico, se gana su espacio en la pantalla.
Helena Bonham Carter en su sexta colaboración consecutiva con Burton, nos muestra un rol tirano, como el papel tan conocido en Harry Potter, Bellatrix Lestrange. La reina roja, la de la famosa frase “que le corten la cabeza”, un personaje malvado, que ha adorado el hecho de que le teman, pero que aún así le preocupa que nadie la ame.
La reina blanca interpretado por Anne Hathaway, “la buena de la historia” no por ello deja de tener su gracia, personaje adornado con maneras exageradas y muy expresiva, un ser encantador y agradable.
Todos los personajes adornados de manera increíble, con el trabajo del equipo de vestuario. Aunque extraño, el más encantador resulta el del sombrerero (cabe recalcar aquí, mi afición hacia Depp), todos los detalles encajan, desde el pulgar vendado y los dedales, pasando por los carretes de hilos que cuelgan como si de la cadena de un reloj de bolsillo se tratase, hasta las agujas en el sombrero, todo estrafalario, pero listo para representar su labor.
Otro vestuario, aunque de una línea totalmente diferente, pero que juntos encajan muy bien, es el de la reina blanca, una figura muy estilizada de gran pulcritud, muy parecido a su personaje, una vestido completamente blanco que acompañados de su piel y su cabello igualmente pálidos se llevan muy bien, y que sus cejas y sus labios prestan el contraste necesario. Lo mismo sucede con la corte que la acompaña.
La reina roja tampoco se queda atrás, un vestido ampliamente elegante, que recuerda el estilo de los naipes, pero algo que se puede recalcar mayormente en ella es el maquillaje, a pesar de que tiende a ser un personaje exagerado no resulta cansino. Y como en el caso de la reina blanca, su corte tan bien va muy acorde, con grandes exageraciones que no molestan al observador.
Del escenario no quiero hablar mucho pues esto se llevaría mucho espacio, el escenario muy bueno, me encanto la bienvenida a Alicia era definitivamente una bienvenida a los amantes de las películas de Burton, el inicio del país de las maravillas con aquellos árboles que recuerdan el estilo de Edward Scissorhands. Y el jardín muy tropical con “vida” propia, que se mezclaba muy bien con la frialdad de la iluminación.
Y ahora le toca a la música, una vez más Danny Elfman se lució, la música se convierte en un buen acompañante de la imagen destacando los sentimientos de los personajes en cada instante. Siempre me sucede eso con Elfman su composición se fusiona tan bien con el film, que se vuelve casi imperceptible, pero si se la quitara la obra perdería mucho de sí. Una de las partes en que la música se vuelve más atractiva, es cerca del final durante la batalla, es el momento en que esta toma protagonismo.
Por lo general, a todas las películas les encuentro muchas cosas que preferiría no haber visto en pantalla, pero a las de Burton habitualmente no. Aunque en este caso hay algo que en lo personal no me gustó mucho fue el baile del futterwacken que realiza el sombrerero cerca del final, que aunque absurdo en él, un ser de fantasía, luce bien, a diferencia de verlo realizado por Alicia me pareció un poco fuera de lugar, pero a Tim Burton se le perdona todo.
Todo comienza con una Alicia de cerca de veinte años, que ya ha olvidado aquella visita que tuvo a su corta infancia en el mundo de las maravillas, lo único que le queda es un sueño recurrente, una incitación a los sueños y a lo irreal. Que es lo que se vuelve este película una invitación a soñar, al igual que lo hacía Big Fish.
Otra de las cosas que caracteriza el cine de Burton es la selección que realiza para los actores que interpretaran su personajes, por lo general repite actores y esta no es la excepción.
Protagonizado por Mia Wasikowska en el papel de Alicia, primera vez que Burton trabaja con ella, seguro pronto la veremos en alguna nueva película del director. Aunque al principio, parece una persona sin gracia, en el transcurso de la película va adquiriendo aquello que en alguna parte de su ser tenía, algo que el sombrerero cataloga como “muchosidad”.
Johnny Depp, le da más vida al personaje del sombrerero, recuerdo cuando salió la primera imagen del sombrero, y mucha personas en sus críticas comentaban que Burton estaba arruinando la imagen de Depp, algo similar a lo que paso cuando este se prestó a participar en Edward Scissorhands, primera colaboración con Burton, la polémica se levanto una vez más.
Pero Depp, demuestra que el está hecho para estos trabajos, cuanto más raros, más se apegan a su estilo, no olvidemos su papel como un borracho pirata. El sombrerero tiene una especial similitud con el personaje de Willy Wonka, un ser sinónimo de alegría pero con un gran sufrimiento en su interior, que a pesar de no ser el papel protagónico, se gana su espacio en la pantalla.
Helena Bonham Carter en su sexta colaboración consecutiva con Burton, nos muestra un rol tirano, como el papel tan conocido en Harry Potter, Bellatrix Lestrange. La reina roja, la de la famosa frase “que le corten la cabeza”, un personaje malvado, que ha adorado el hecho de que le teman, pero que aún así le preocupa que nadie la ame.
La reina blanca interpretado por Anne Hathaway, “la buena de la historia” no por ello deja de tener su gracia, personaje adornado con maneras exageradas y muy expresiva, un ser encantador y agradable.
Todos los personajes adornados de manera increíble, con el trabajo del equipo de vestuario. Aunque extraño, el más encantador resulta el del sombrerero (cabe recalcar aquí, mi afición hacia Depp), todos los detalles encajan, desde el pulgar vendado y los dedales, pasando por los carretes de hilos que cuelgan como si de la cadena de un reloj de bolsillo se tratase, hasta las agujas en el sombrero, todo estrafalario, pero listo para representar su labor.
Otro vestuario, aunque de una línea totalmente diferente, pero que juntos encajan muy bien, es el de la reina blanca, una figura muy estilizada de gran pulcritud, muy parecido a su personaje, una vestido completamente blanco que acompañados de su piel y su cabello igualmente pálidos se llevan muy bien, y que sus cejas y sus labios prestan el contraste necesario. Lo mismo sucede con la corte que la acompaña.
La reina roja tampoco se queda atrás, un vestido ampliamente elegante, que recuerda el estilo de los naipes, pero algo que se puede recalcar mayormente en ella es el maquillaje, a pesar de que tiende a ser un personaje exagerado no resulta cansino. Y como en el caso de la reina blanca, su corte tan bien va muy acorde, con grandes exageraciones que no molestan al observador.
Del escenario no quiero hablar mucho pues esto se llevaría mucho espacio, el escenario muy bueno, me encanto la bienvenida a Alicia era definitivamente una bienvenida a los amantes de las películas de Burton, el inicio del país de las maravillas con aquellos árboles que recuerdan el estilo de Edward Scissorhands. Y el jardín muy tropical con “vida” propia, que se mezclaba muy bien con la frialdad de la iluminación.
Y ahora le toca a la música, una vez más Danny Elfman se lució, la música se convierte en un buen acompañante de la imagen destacando los sentimientos de los personajes en cada instante. Siempre me sucede eso con Elfman su composición se fusiona tan bien con el film, que se vuelve casi imperceptible, pero si se la quitara la obra perdería mucho de sí. Una de las partes en que la música se vuelve más atractiva, es cerca del final durante la batalla, es el momento en que esta toma protagonismo.
Por lo general, a todas las películas les encuentro muchas cosas que preferiría no haber visto en pantalla, pero a las de Burton habitualmente no. Aunque en este caso hay algo que en lo personal no me gustó mucho fue el baile del futterwacken que realiza el sombrerero cerca del final, que aunque absurdo en él, un ser de fantasía, luce bien, a diferencia de verlo realizado por Alicia me pareció un poco fuera de lugar, pero a Tim Burton se le perdona todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario