Autor: Esther Sanz
Editorial: Montena
Año de publicación: 2013
Número de páginas: 352
Género: Fantasía, Paranormal, Romance
Dicen que el vértigo es, en realidad, una atracción fatal hacia el abismo, que es la muerte quien nos llama para sellar nuestro destino.
En la parte anterior nos quedamos con la indecisión de Clara, y con este libro arrancamos con el cuestionamiento de si está huyendo o buscando a Robin. Cuando le dicen que está en Florencia ella va tras él. Muchas ganas me dan que sea porque le importa de verdad y mucho más que como un amigo o un chico que sufre. Peor viendo que enlista las cosas que serán imposibles si se queda con Bosco, más pareciera que su motivación representa el temor que siente a la eternidad de este y a la fragilidad con la que ella la enfrentaría. Bosco le pide que deje muchas cosas y para siempre, y con Robin todo parece mucho más fácil.
En este libro tenemos desde el principio un personaje nuevo. Camilla hace ir a Clara hasta Florencia, pero ¿quién es esta Camilla? De principio se ve que las cosas no terminan de encajar con este personaje. Todo saben lo cerrado que es Robin como para amistarse tan fácilmente con alguien y cuando usa esa misma característica para justificar el hecho de que haya dejado sólo un par de trapos en el lugar que supuestamente ha vivido se nota lo absurdo de la mentira. Es que Clara no puede ver la mala mentira prefiero pensar que es su preocupación la que la ciega.
Ya que estamos en Florencia aprovechemos para hablar de esa ciudad. Hablando de eternos y de Florencia es imposible no pensar en Lestat. Sí, esa obra maestra que produjo la mente de Anne Rice y que es el tipo de vampiro que todos queremos y no ese escarchado personaje que prefiero no nombrar. No sé si la referencia se intencional o casual pero me ha encantado que la historia se desarrolle en ese lugar, además de el arte que exhala el lugar. Lo que sí deja entre dicho es el chiste obvio que comentan sobre el David de Miguel Ángel, siento que quedó de sobra.
Antes de abordar el final mencionemos dos personajes más que nos visitan en este libro, o que visitamos, en fin. El primero es Dante. Ya mencioné a Lestat, y sólo digo que este personaje me lo recuerda. Sé que no hay nadie como Lestat pero pareciera que la autora lo tuvo como referencia al estructurar a este personaje. Tal vez sea cruel y hedonista, pero es innegable que resulta más atractivo que Bosco, resulta muy superior en este aspecto. Y por otro lado tenemos a Fabrizzio, que a diferencia de Camilla por muy raro que sea resulta más confiable y divertido, tenía que decirlo.
Para no spoilear épicamente el final solo concluiré que la autora no me decepcionó, me cambiaba el nombre si lo hacía y eso que me gusta mucho. Clara sabe diferenciar entre lo llamativo y lo realmente bueno para ella.
Solo se vive una vez, pero si lo haces bien, una es suficiente
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