Autor: Esther Sanz
Editorial: Montena
Año de publicación: 2012
Número de páginas: 352
Género: Fantasía, Paranormal, Romance
Lo contrario es lo conveniente
Cuando reseñé la primera parte de este libro comenté a rasgos generales por donde iba la historia y las intensiones de la autora. Así que es el momento de abordar situaciones específicas de la historia. Como línea argumental principal tenemos la historia de la semilla y las ansias de Bosco por protegerla y esconderla. Pues, para Bosco esconderla es sinónimo de cuidarla. ¿Somos tan bestias como para no poder vivir en un mundo con ciencia tan avanzada? Eso es lo que piensan los personajes y a decir verdad lo creo. El ser humano no es perfecto y mientras hay personas que pueden buscar lo mejor para lo demás hay en quienes reina un egoísmo sin límites. No es sólo una característica atrayente para un personaje que cumple el rol de villano en una obra, si no que es una constante en la humanidad. Y viéndolo desde esa perspectiva esa semilla nunca podría encontrar su lugar en el mundo ¿Será mejor destruirla?
Y en esta maravillosa aventura de misterios y legiones que lo persiguen a cada paso nos encontramos con nuevos personajes. Entre los principales de esta historia de mete James, a decir verdad lo odié en un principio, me daba tan mala espina, que esperaba que fuera otro Braulio en la historia. Aunque una parte de mi no quería que así lo fuera. Ya saben el encanto que tienen los británicos y más que todo cuando son todo un gentleman como este.
Regresemos a la frase que he puesto al inicio. “Lo contrario es lo conveniente” El consejo de la abuela de Clara hubiera sido válida si fuera una criminal experta en el engaño y que no se dejara envolver en la situación. Pues, aunque pareciera que todo salía bien en su estrategia para engañar a Robin y vencerle, era obvio que se terminaría torciendo y ella acabaría enamorada de él. Aunque, también como lo contrario es lo conveniente, ¿acaso enamorarse de quien menos se espera es lo más conveniente en esta historia? Bosco es perfecto y resulta demasiado fácil caer presa de amor por él y Robin es cualquier cosa menos el más seductor.
Hablemos de Robin, uno de los criminales de la primera parte, que ahora secuestra a la protagonista con el supuesto de que es lo mejor que puede hacer. Que sepan que durante gran parte del libro yo confié en él y no es que también sufra del síndrome de Estocolmo, además creo que Clara nunca lo sufrió. Y es que este chico aunque no sea un dandi tiene muchas cosas interesantes sus 190 de coeficiente intelectual y su curiosa personalidad son sólo una muestra.
Cuando llegas a esta parte de la historia es cuando te cuestionas ¿Es esta otra trilogía sobre tríos amorosos? Aunque suene a trabalenguas el temita se está volviendo muy común. Entre mitos, leyendas y aventuras no se siente mucho la dosis romántica pero al fin y al cabo le quita mucho mérito a la historia, pareciera que últimamente sólo saben escribir romance. Sólo falta ver como soluciona este vaivén la autora en el último libro y yo cruzo los dedos para que no me decepcione, no mucho al menos.
Hay cosas que no vemos, pero que dejan un gran vacío cuando las hemos perdido.
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