Autor: Esther Sanz
Editorial: Montena
Año de publicación: 2011
Número de páginas: 344
Género: Fantasía, Paranormal, Romance
Hay momentos que justifican la vida. Y vidas que duran un suspiro.
Tiene un mal inicio, o al menos a mí me lo parece con creces. Es demasiado dramática, la manera en que la protagonista va narrando lo triste que ha sido su vida hasta ese momentos es demasiado. Luego muchos se preguntan por qué se dan los suicidios. Estoy absolutamente en contra del patetismo y de esto está lleno el inicio del libro. Hay una autocompasión en el personaje que lo apoca en estos primeros momentos. Si no fuera de las personas que llegan al final del libro, con esta entrada, no lo hubiera leído. Y no será el libro más sorprendente de la literatura española, pero sí tiene algunos elementos muy buenos.
Algo que cautiva, una vez superada la fase de dramatismo inicial, es la nota de suspense que maneja la autora. Las leyendas y mitos de un pueblo, las pequeñas cosas que se van generando. Son esos detalles los que sostienen o hunden a un libro de terror o de suspenso. Me parece extraño que no hay personas que lo califiquen bajo este término. Pero es que a pesar de estar alojado en otros géneros literarios, al menos la mitad de libro está narrado como una novela de terror.
Y aclaro no es terror, pero algo de su narrativa tiene. Tal vez sea eso, lo que logra superar el género cliché en el que está ubicado. Pues después de los romances distópicos son los romances paranormales los que están de moda. Una suerte de crepúsculo que tanto odiamos. Pero como ya mencioné tal vez sea esa nota de suspense que logra alejar de la repulsión por ese género.
Otra cosa es que a grandes rasgos el libro no se deja llevar por la cursilería que suele ahondar el romance paranormal. Y es que para ese sub-género de la fantasía el tópico más recurrente es la cursilería o en algunos casos, todo lo contrario, un erotismo que raya en lo porno. Y Sanz logra alejarse de ello, al menos en la mayoría de los momentos. Que esas cartas que Clara encuentra en el ático si están para vomitar. Fue el único desliz que la autora le concedió a la cursilería.
Y como sucede siempre con las trilogías de moda, es que el corte es muy forzado o sustenta mi teoría de historias amputadas. Si no hubieran agregado las últimas páginas, tendríamos una historia que obviamente ha sido escrito para trilogía, una historia demasiado larga para un solo libro impreso. Pero el final que le dan es demasiado forzado, es un recurso que resulta innecesario. Que si bien crea expectativa en la siguiente parte, pero el corte es exagerado. Si hacen esos finales menos excedidos encontrarían mejores resultados. Los que escriben sagas deberían de tener cortes más conclusivos y secuelas que se acoplen de mejor manera. Lean a Terry Pratchett.
Hola linda!
ResponderEliminarMuchas gracias por participar en la lectura del libro. Y la verdad es que en general fue un libro que solo pasó y sin dejar muchas huellas que en mi caso me quisiera hacer leer los demás. Gracias por la reseña. Saludos y que estés super =D