jueves, 18 de octubre de 2012
6 de julio de 2031
Continúan con los mismos insultos estúpidos, creen que no los escucho, pero qué más da. Creo que nunca me van a comprender acá. Ya son tres años trabajando y a decir verdad creo que nunca encontraré un amigo.
Los siento tan diferentes a mí. Cualquiera diría que los científicos, raros ante la humanidad, se entienden entre ellos a la perfección. Pero si quieren una prueba viva de que no es así, aquí estoy yo. Rodeada desde que amanece, y en algunas ocasiones hasta que vuelve a amanecer, de científicos de varios tipos. Pero en serio que no logro adaptarme a ellos, o será que ellos son los raros.
Mi compañero más cercano, profesionalmente hablando, aquel con el que a veces me toca compartir laboratorio y el que más aparece por mi oficina, es por lo general cayado y no se mete en nada. Hace un par de semanas no sé si cayó en el juego de ellos o es que intentaba defenderme. "Sólo tiene ojos para los robots" dijo Walter mientras ellos comentaban junto a un café sobre mí. Si simplemente me ignoraran sería más fácil todo esto.
Aunque me dolió un poco darme cuenta de lo que pensaba Walter lo dejé pasar. Que se supone que puedo hacer cuando una parte de mi dice que tenía razón, después de todo los entiendo mejor a los robots que a cualquier humano.
Por algo se me ocurrió estudiar psicología robótica. También podría ser que tienen envidia por los logros en mi trabajo, en realidad no lo creo, pero a mí me molestaría un poco ver que alguien en tan sólo dos años logra obtener un cargo de poder, cuando algunos de ellos han dedicado gran parte de su vida al proyecto robótico. El “viejo” Robert está acá desde que la empresa era tan sólo diez científicos elaborando propuestas robóticas de bajo presupuesto en el salón de la casa del doctor Olive.
Llegó Walter, hoy tenemos que desconectar a Robbie. ¡Lástima! fue un gran prototipo pero esos patrones extraños que está generando su computador resultan intolerables en una máquina. Tal vez algún día deje el hombre de tenerle tanto miedo a los robots y esas pautas se puedan aplicar a más maquinas. Tendríamos robots más humanos, seguro que más valiosos que la mayoría de los que conforman la actual raza humana.
Continuación de: Declaración
Etiquetas:
52 historias,
literatura
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