Autor: F. Scott Fitzgerald
Editorial: Debolsillo
Año de publicación: 1922
Número de páginas: 264
Género: Clásico, Fantasía, Ciencia Ficción
Llegué a este libro por la película y durante parte de la historia consideré que la película era mejor que el libro. Y es ese error que siempre cuestionó a aquellos que hablan de historias plasmadas en ambos formatos. Tanto el libro como la película tienen su gracia.
La película no es ni por asomo la misma pieza que el libro. Esta se encuentra enriquecida por una serie de elementos que le dan mayor color a la historia cuando la contemplamos en la pantalla. Fragmentos, subrelatos y características de la historia principal que en el libro a decir verdad no hubiera funcionado tan bien como en el cine.
Habrá quienes dirán que la película es mejor porque nos muestra más riqueza de detalle y también porque se planeta de otra manera. Partiendo del hecho de los detalles basta decir que esta no es una novela en todo el concepto de la palabra. Es una novela corta o un cuento largo y para esa estructura en la que fue concebida esos detalles hubieran sido innecesarios y aunque esta hubiera sido una novela no hubiera tenido la necesidad de recurrir a elementos que se hubieran convertido en simple parafernalia.
Y con el hecho de que la historia del personaje principal se plantea de otra manera basta decir que es más realista, más cruel y no intenta ser agradable al público. Esta idea por sí sola se sostiene y no necesita la aceptación de un público masivo para ser buena. Es como Benjamin no necesita que lo acepten para ser. Simplemente está y ya, y esa característica ayuda a retratar de mejor manera las características de la historia.
Como ya mencioné, es imposible desligarlo de la película cuando esta cuajó tanto éxito y además me gusta tanto. Pero resulta necesario hacerlo, el libro no es la película ni viceversa y por lo tanto no hay que verse como tal. Son dos maneras muy diferentes de contar esa cuestión que se plantearía Shakespeare hace mucho.
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