28 La huida del príncipe
En el pálido semblante de Snape, iluminado
por la cabaña en llamas, se reflejaba el odio de la misma forma que antes le
echara la maldición a Dumbledore. “¿Cómo te atreves a utilizar mis propios
hechizos contra mí, Potter? ¡Yo los inventé! ¡Yo, el Príncipe Mestizo! Y tú
pretendes atacarme con mis inventos, como tu asqueroso padre, ¿eh? ¡No lo
permitiré... No!”
Para el Señor Tenebroso.
Ya sé que moriré mucho antes de que leáis
esto,
pero quiero que sepáis que fui yo quien
descubrió vuestro secreto.
He robado el Horrocrux auténtico
y lo destruiré en cuanto pueda.
Afrontaré la muerte con la esperanza de
que,
cuando encontréis la horma de vuestro
zapato,
volveréis a ser mortal.
R.A.B.
29 El lamento del fénix
Fuera, en la oscuridad, un fénix cantaba de
un modo que Harry no había oído nunca: era un triste lamento de una belleza
sobrecogedora.
¿Qué más da el aspecto que tenga? ¡Me
pa-guece que tenemos de sobga con mi belleza! ¡Lo único
Y yo te he dicho a ti un millón de veces que
soy demasiado mayor para ti, demasiado pobre, demasiado peligroso...
30 El sepulcro blanco
Es igual que Voldemort: madre sangre
limpia, padre muggle... Avergonzado de sus orígenes, utilizaba las artes
oscuras para que los demás lo temieran y adoptó otro nombre, un nombre
impresionante como hizo lord Voldemort: Príncipe Mestizo...
En aquella ocasión el anciano profesor
había dicho que era crucial pelear y volver a pelear, y seguir peleando porque
sólo de ese modo podría mantenerse a raya el mal, aunque nunca se llegara a
erradicarlo.
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