¿Y en qué consiste este fenómeno? Sucede que el sol se alinea
casi perfectamente con el trazado de las calles de la ciudad de Nueva York. Lo mismo
sucede en otras ciudades que tienen un trazado urbano uniforme como
Baltymore, Chicago, Toronto y Montreal. Si el trazado de las calles se encontrara
distribuido de forma precisa con la dirección norte-sur y este-oeste estos
acontecimientos coincidirían con el equinoccio vernal u otoñal solamente como
sucede en Stonehenge.
Este alineamiento lleva el nombre de Manhattanhenge, una
unión entre Stonehenge y Manhattan, el cual fue bautizado así en 2002 por el
astrofísico Neil deGrasse Tyson del Museo de Historia Natural de Nueva York.
El sol baja encañonado iluminando a su paso las calles que
cruzan de este a oeste la ciudad, para esconderse finalmente en las aguas del
río Hudson, algo que fascina a los neoyorquinos y moviliza a cientos de aficionados.
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